10.9.08

atravesé corriendo tierras pantanosas; al fin, me encontré delante de ella, en un camino: estaba mojada hasta la cintura, su falda chorreaba el agua del riachuelo; había salido por sus propios pies de agua helada, demasiado poco profunda en aquel lugar para ahogarla; de costumbre no me demoro en estos recuerdos

del Ojo

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