te pusiste a calcular cuánto tiempo hace que no fumas con ella, y en pleno aeropuerto en esas tediosas esperas, y todo porque ya se te está pasando la pachequez y deseaste echarte otro churro y pensaste que fuera curada -divino- hacerlo con ella,

-¿qué haces?, miro por la ventana, ¿qué ves?, una especie como de jardin o parque, atrás hay montañas..., después bajaré y me daré cuenta que lo que pensé era un simple jardin es un inmenso parque, recto, con caminos de piedra y caminos de tierra, a lado y lado, árboles enormes, verde y fresco. caminaré en el ocaso, casi o oscuras, en esa soledad y silencio en donde me acomparán tus palabras de hace unos momentos, las palabras de hace meses, las palabras de siempre, de todos nuestros momentos; en silencio, sólo se oirán los pasos, las hojas que caen, imperturbable mi pensamiento, tu, de nuevo ahí; pensaré que nuestras almas, nosotros, siempre así, senderos que se bifurcan,

ahh! ya le hacía falta esta tranquilidad, pensó, sentado entre arena y maleza, en medio de nopales, sábilas y otras plantas nacidas así, salvajemente, expontaneás como es el primer aliento de vida; oyendo a las aves, el soplar del viento, frío, y con los primeros rayos del sol cayéndole y regocijándolo a él, en este momento de real soledad, si acaso con los murmullos del pueblo allá abajo, pero ajenos, ajeno él...