20.12.07

allí había quedado, recostado en el sofá, con una punzada feroz y persistente, una fiebre como rebaño de bestias impalpables dando cuenta de sus asuntos más personales y secretos, de sus sueños y sus caídas arraigadas en los hondos rincones de su alma de poeta
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allí estaba, cabeceando contra las tinieblas como un becerro herido, olvidando, entendiendo, a tumbos buscando con su corazón en desorden. Gritos, sollozos apagados, oraciones. El tiempo pasa en un vértigo incontrolable. La escena no cambia. Es como si la vida se hubiera detenido allí en espera de algo.
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alvaro mutis/jcarlos

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