Nunca he entendido a esos que llegando en grupo piden su caguamota para cada uno, digo, lo entiendo cuando uno llega solo a una cantina y se va sirviendo la cerveza en el vaso; pero mi desagrado se refiere a, por ejemplo, cuando llegan tres o cuatro tipos y cada uno pide su caguamota y se la empina, a los diez minutos lo que se están bebiendo ya es un caldo, pudiendo ir sirviéndose de una sola botella la cerveza siempre fría, cual debe de ser. . Que a mí qué me importa se podrá decir, no lo puedo evitar, porque sobre todas las cosas, ver a los sujetos empinandose el caguamón me parece una imagen grotesca, muy de nacos pues.

Me gustan las cantinas, con barra grande, con rocola, sin gente; bueno, con pocas almas, en lo suyo, como yo, en lo mío.