30.1.08

29.1.08

mi vida, lucerito sin vela, mi sangre de la herida, no me hagas sufrir más. mi vida, bala perdida, por la gran vía, charquito de arrabal, no quiero que te vayas, no quiero que te alejes cada día más y más. mi vida, lucerito sin vela -aquí no pegamos los ojos-, mi vida, charquito de agua turbia, burbuja de jabón, mi último refugio, mi última ilusión, no quiero que te vayas cada día más y más, mi sangre de la herida, no me hagas sufrir más

manuel thomas arthur chao

21.1.08

18.1.08

me emputó venir a tecate. pero ahora me siento bien en el parquecito, viendo al pueblo, las morras, y bebiendo cerveza bohemia en tarro, hace un calorón, toca un conjunto norteño y esta soledad eterna -tengo tantas ganas de platicar contigo, al menos-, un viejo pacheco o criko se sienta a la mesa, en mi mesa, lo quería correr, pero me vale, se queda, no estoy estorbando, me pregunta; no hay pedo, le respondo; es un pacheco igual que yo, un solitario sobre todo. más adelante un payaso callejero baila al ritmo de la música norteña, es domingo chingue a su madre el payaso ya ni se acuerda que anda trabajando, ni yo. qué gordos, veo a una familia porcina, los típicos pochos, padre, madre, dos hijos, todos unos puerquitos

16.1.08

14.1.08

Hipodosis Histórica: Vivir en un tiempo en el que parece que no pasa nada. Entre los síntomas príncipales están la adicción al celular, el messenger, el nextel y el chat.
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Sobredosis Histórica: Vivir en un tiempo en el que parece que pasan demasiadas cosas. Entre los síntomas príncipales están la adicción al celular, el messenger, el nextel y el chat.
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D.Coupland/JCarlos

10.1.08

8.1.08

ella tiene un aire salvaje, concentrado y ausente. por entre las cobijas y sábanas que la protegen del frío se adivina un cuerpo presto al placer. un placer cargado de esencias, aromas y remembranzas de las tierras donde los grandes ríos descienden hacia el mar inmóvil en el calor de las tierras bajas. canta, a veces, la mujer; canta con una voz delgada como el perezoso llamado de las aves en las ardientes extensiones de la llanura. el sexo le brota, al final de los muslos, sin vello alguno que lo esconda. ella me mira con una vaga somnolencia vegetal y altanera. sus pechos son deliciosos y erectos. recorrer sus muslos es hasta entonces un placer desconocido que invade como una fiebre instantánea, como un delirio implacable. ahí estoy, pegado al cuerpo de húmeda tersura, a la piel obediente a las delicias. toda ella despide un aroma agridulce, entre frutal y felino. las mujeres no mienten jamás, de los más secretos repliegues de su cuerpo mana siempre la verdad. esa mujer viene desde otro tiempo
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alvaro mutis/jcarlos dguez.